Principales complicaciones de la diabetes

Principales complicaciones de la diabetes


El constante exceso de glucosa en la sangre hace que la diabetes no trataba acabe afectando a todos los tejidos del organismo. Al acumularse la glucosa principalmente a alterarse de manera considerable. El buen funcionamiento del cuerpo depende de una adecuada distribución de la sangre y la alteración de los vasos sanguíneos puede llegar provocar diversos trastornos.

No todos los diabéticos llegan a padecer estos trastornos. Con el avance de la ciencia y los conocimientos adquiridos se han podido solucionar gran cantidad de complicaciones graves que sufrían irremediablemente las personas diabéticas en épocas anteriores. Las esperanzas de vida y, sobre todo, su calidad resultaba muy reducida.

La diabetes es una enfermedad que no puede llegar a curarse en la actualidad, pero, tratada adecuadamente, puede tener una evolución muy distinta. Cuando una persona descubre que es diabética, tiene que hacerse a la idea de que esta enfermedad le acompañara siempre. Del propio enfermo depende el seguir unas ciertas normas, a las que es fácil acostumbrarse, para llegar a mejorar la calidad de sus años de vida 


Alteraciones vasculares

Las complicaciones más frecuentes son aquellas relacionadas con los vasos sanguíneos. Se producen diversos tipos de lesiones como consecuencia del contacto constante con una sangre que contiene un exceso glucosa. Algunas son producidas directamente por la misma enfermedad de la diabetes y por tanto son alteraciones que solo las padecen personas diabéticas 

En lo que se conoce como microangiopatia diabética. Existen otras alteraciones vasculares que son relativamente frecuentes entre todo tipo de personas, pero que afectan especialmente a los diabéticos}; la arteriosclerosis y la gangrena diabética en los pies. El tratamiento de estos trastornos no siempre es satisfactorio, por lo que hay que concentrarse en la prevención o, al menos, en el retraso de la evolución de estas complicaciones.

La arteriosclerosis es muy frecuente entre los diabéticos. Se trata, muy resumidamente, de una alteración en las paredes de las arterias. La aparición de esta enfermedad suele coincidir con unas circunstancias consideradas factores de riesgo, y la diabetes es uno de ellos.

En la población diabética, los cambios en las arterias de gran calibre y en la circulación coronaria son más frecuentes y ocurren en edades más tempranas. Las lesiones cardiovasculares son causa más del 70% de la mortalidad global de la diabetes

El hecho de que un diabético padezca o no esta enfermedad depende, sobre todo, de la presencia de otros factores de riesgo como el consumo de cigarros, la obesidad, el colesterol o la hipertónica arterial.

La arteriosclerosis viene dada por un depósito de grasas y otras sustancias en las paredes de las arterias que forman unas placas que reducen el diámetro de los vasos sanguíneos. Este trastorno puede afectar cualquier arteria del organismo

Si afecta a las que riesgo el corazón, las coronarias pueden causar una angina de pecho o un infarto de miocardio.

Las arterias del celebro también pueden presentar alteraciones. La consecuencia más grave es la que se conoce como trombosis cerebral.

La gangrena diabética en los pies es más habitual en los diabéticos que en otras personas. Se trata de una lesión en las arterias de las extremidades inferiores, responsables de la irrigación sanguínea de los pies. Cuando la arteriosclerosis progresa tanto que llega a obstruir una arteria, deja de circular por ella. La consecuencia de esto es que la parte del cuerpo que era regada por esa arteria deja de recibir oxígeno y las sustancias nutritivas que normalmente le llegaban con la sangre.

A causa de la disminución de la cantidad de sangre que le llega, los dedos de los pies cambian de color y se enfrían. Después, aparece dolor, que inicialmente se manifiesta al hacer un esfuerzo. Cuando se camina, los músculos de las piernas necesitan más oxígeno para trabajar, y si la circulación no se lo aporta, surge la sensación dolorosa en la planta del pie. Más tarde, el dolor se siente incluso en reposos.

Cuando el proceso de la enfermedad va llegando a su fin, o sea, a obstruir totalmente los vasos sanguíneos, no llega nada de sangre a los pies. Consecuentemente, los tejidos de los pies mueren por falta de oxígeno y sustancias nutritivas.

Los tejidos muertos se infectan muy fácilmente, porque no tienen defensas para protegerse de la infección puede extenderse por el resto del cuerpo. Generalmente, este trastornó suele presentarse en algunos diabéticos de edad avanzada que no han seguido demasiado bien su tratamiento.

Por eso es vital importancia el cuidado de los pies entre los diabéticos, ya que, en ocasiones, se ha tenido que proceder a la amputación de una parte o la totalidad de la extremidad inferior. Por serte, hoy en día, esta complicación está mucho más controlada.

El pie del diabético resulta especialmente vulnerable debido a que en él se aúnan la mala irrigación de la sangre con la insensibilidad. El individuo pierde la sensibilidad al tacto, al dolor y a la temperatura, de modo que pequeñas erosiones pueden ir progresando al no doler y llegar a convertirse en ulceras extensas que, más tarde, acaban en gangrenas 

La microangiopitia diabética solo la padecen los diabéticos, más que nada, porque esta se debe específicamente al exceso de glucosa en la sangre. Por un proceso que es bastante desconocido, la glucosa excesiva se combina con otras sustancias y se deposita en las paredes internas de los vasos sanguíneos. Este depósito produce un engrosamiento de las paredes de los vasos, sobre todo, en los más pequeños.

Los vasos sanguíneos pequeños son los últimos responsables de que la sangre circule correctamente por los tejidos. De ellos depende que las células reciban el oxígeno y los nutrientes necesarios para poder deshacer de las sustancias que rechazan. Por tanto, la alteración de estos pequeños vasos sanguíneos trastorna toda la circulación de la sangre por los tejidos del organismo.


Alteraciones oculares

Las complicaciones de la diabetes no solo ponen en peligro la vida del enfermo, sino que puede alterar de manera importante su calidad de vida. El ejemplo más claro de esto es la temida complicación de la diabetes que ataca a la vista: la retinopatía diabética.

La retinopatía diabética es la primera causa de ceguera en varios países occidentales. Algunos estudios sugieren una incidencia más alta de rinopatía en aquellos pacientes que han tenido un mal control de su enfermedad que aquellos en los cuales la enfermedad que aquellos en los cuales la enfermedad ha estado bien controlada. Los cambios en la retina son comunes en los diabéticos y constituyen una de las manifestaciones más características del síndrome. En la retina, responsable directa de la visión, hay unas células que son muy sensibles a la luz. Cuando la luz entra en el ojo, las células de la retina producen un estímulo nervioso que es transmitido al cerebro. El cerebro interpreta estos estímulos y produce la sensación en forma de imagen que es lo que llamamos visión. Si miráramos la retina con un aparato especial, se podría observar toda una red de pequeños vasos que recorren el interior del ojo. Estos pequeños vasos que recorren el interior del ojo. Estos pequeños vasos son los responsables de que la retina se <> correctamente. Así, la microangiopatia diabética también puede llegar a afectar esos vasos dando lugar a la consecuente retinopatía diabética

Cuando se rompen diversos vasos sanguíneos que han provocado pequeñas hemorragias se habla de retinopatía no proliferativa. Si, por el contrario, en un intento de suplir los vasos alterados, se produce una proliferación de nuevos vasos, se la llama retinopatía diabética proliferativa. Los nuevos vasos resultantes suelen ser frágiles y sangran con facilidad e inclusos pueden provocar una disminución de la sensibilidad a la luz de las células de la retina. 

El resultado de la retinopatía es que provoca una disminución de la sensibilidad a la luz de las células de la retina.

Como consecuencia, se puede producir una disminución progresiva de la visión que puede llegar, incluso, a la ceguera. De todas maneras, aunque la mayoría de los diabéticos llegan a tener algún grado de retinopatía, con un tratamiento adecuado pueden conservar una visión suficiente.

El exceso de glucosa persistente que supone la diabetes afecta, a la larga, a todos los tejidos además de a los vasos sanguíneos. No solo la retina está expuesta a lesiones por causa de la diabetes. Existen enfermedades oculares a las que las personas diabéticas son más propensas. Así, tienen más riesgo de sufrir glaucoma o cataratas. Unos trastornos que pueden producir desde pequeñas disminuciones de la calidad de la visión hasta la ceguera total. Sin embargo, continuamos advirtiendo que, si se controla adecuadamente la diabetes, la gravedad de estos trastornos se reduce considerando. Además, contrariamente a lo que mucha gente piensa, el tratamiento con insulina reduce las complicaciones visuales. Quizás, al principio del tratamiento, la adaptación del globo ocular al nuevo nivel de glucosa puede causar ciertas molestias visuales. Pero son completamente transitorias y acaban por corregirse.


Alteraciones en el riñón

Junto con el ojo el riñón es el órgano que más sufre como consecuencia de la microangiopatia. De la misma manera que afecta a los vasos de la retina, también puede localizaren los pequeños vasos del riñón. La gran importancia que tienen estos vasos renales es debida al hecho que, a través de ellos, se filtran los desechos que hay en la sangre procedentes de todo el cuerpo ´para ser expulsados mediante la orina. La lesión de los pequeños vasos renales provoca una alteración de la función depuradora del riñón y se la conoce por el nombre de nefropatía diabética. La nefropatía diabética se manifiesta en el 50% de los pacientes con diabetes tipo 1 de la larga evolución. Como consecuencia de la nefropatía, algunas sustancias que tienen que ser eliminadas por la orina se acumulan en el organismo. Precisamente uno de los motivos por los que los médicos suelen indicar la realización de análisis periódicos de sangre y orina a los diabéticos es para descubrir si se está desarrollando una nefropatía.

El aumento de algunas sustancias de desecho, como la urea en la sangre, puede deberse un mal funcionamiento del riñón. La enfermedad se caracteriza por una evolución lenta y progresiva hacia la influencia renal si no se trata en su fase inicial. Si el riñón dejara de funcionar, se tendría que recurrir a la diálisis o al trasplante de ese órgano. La nefropatía puede causar una acumulación de más líquido del normal en el organismo.

Lo anterior produce diversos trastornos como la hipertensión arterial o la inflamación de las piernas u otras partes del cuerpo donde se acumulan ese líquido. A veces, la alteración del riñón puede ir acompañada de infecciones urinarias.

Alteraciones nerviosas

Los nervios, al igual que los vasos sanguíneos, también son afectados por el exceso de glucosa que comparta la diabetes. Los nervios son las vías por las cuales las sensaciones táctiles y el dolor son transmitidos al cerebro. También, atreves de los nervios, circulan los impulsos que provoca la contracción de los músculos, tanto los de nuestras extremidades como los de nuestros órganos internos.

Aun no se sabe con exactitud, pero parece ser que la hiperglucemia altera las capas externas de los nervios y, como consecuencia, los impulsos transmitidos se alteran apareciendo trastornos musculares y de sensibilidad. A eso se le llama neuropatía diabética.


La neuropatía diabética se trata de una complicación de causa grandes problemas y que, a diferencia de muchas otras secuelas crónicas de la diabetes, puede aparecer en la fase inicial de la enfermedad. No obstante, su frecuencia y gravedad aumentan de forma paralela a la duración y el grado de hiperglucemia de la diabetes. Los síntomas de la neuropatía son muy variados 

Existen personas que sienten dolores en diversas partes del cuerpo, sobre todo en las inferiores, o que se sienten un hormigueo, se les duermen algunas partes o calambres. Estas sensaciones pueden ser de un grado muy variable, desde una ligera molestia hasta un dolor insoportable que no les permiten aguantar ni el roce de las sabanas cuando duermen.

En otras personas, la neuropatía afecta a los nervios que determinan la contracción muscular. En estos casos, padecen debilidad en las extremidades inferiores.

Más del 50% de los pacientes con diabetes mellitus de más de 20 años de duración presentan alteraciones en el control de la vejiga urinaria. Dado que no se experimenta con normalidad la sensación de evacuar, se suele aconsejar a los pacientes que orinen a horas determinadas, aunque no perciban esta necesidad.

Es una estrategia que suele dar buenos resultados. Además, el hombre diabético puede experimentar la impotencia sexual a causa de las alteraciones de los nervios que controlan la erección. Los trastornos nerviosos son también la causa de alteraciones en el aparato digestivo.

Así, a veces, se presentan unas diarreas de tipo explosivo y más acusadas por la noche. La de tipo explosivo y más acusadas por la noche. La diarrea no va precedida de espasmos y puede ser lo bastante repentina como para que aparezca incontinencia fecal.





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