Principales complicaciones de la diabetes

Principales complicaciones de la diabetes


El constante exceso de glucosa en la sangre hace que la diabetes no trataba acabe afectando a todos los tejidos del organismo. Al acumularse la glucosa principalmente a alterarse de manera considerable. El buen funcionamiento del cuerpo depende de una adecuada distribución de la sangre y la alteración de los vasos sanguíneos puede llegar provocar diversos trastornos.

No todos los diabéticos llegan a padecer estos trastornos. Con el avance de la ciencia y los conocimientos adquiridos se han podido solucionar gran cantidad de complicaciones graves que sufrían irremediablemente las personas diabéticas en épocas anteriores. Las esperanzas de vida y, sobre todo, su calidad resultaba muy reducida.

La diabetes es una enfermedad que no puede llegar a curarse en la actualidad, pero, tratada adecuadamente, puede tener una evolución muy distinta. Cuando una persona descubre que es diabética, tiene que hacerse a la idea de que esta enfermedad le acompañara siempre. Del propio enfermo depende el seguir unas ciertas normas, a las que es fácil acostumbrarse, para llegar a mejorar la calidad de sus años de vida 


Alteraciones vasculares

Las complicaciones más frecuentes son aquellas relacionadas con los vasos sanguíneos. Se producen diversos tipos de lesiones como consecuencia del contacto constante con una sangre que contiene un exceso glucosa. Algunas son producidas directamente por la misma enfermedad de la diabetes y por tanto son alteraciones que solo las padecen personas diabéticas 

En lo que se conoce como microangiopatia diabética. Existen otras alteraciones vasculares que son relativamente frecuentes entre todo tipo de personas, pero que afectan especialmente a los diabéticos}; la arteriosclerosis y la gangrena diabética en los pies. El tratamiento de estos trastornos no siempre es satisfactorio, por lo que hay que concentrarse en la prevención o, al menos, en el retraso de la evolución de estas complicaciones.

La arteriosclerosis es muy frecuente entre los diabéticos. Se trata, muy resumidamente, de una alteración en las paredes de las arterias. La aparición de esta enfermedad suele coincidir con unas circunstancias consideradas factores de riesgo, y la diabetes es uno de ellos.

En la población diabética, los cambios en las arterias de gran calibre y en la circulación coronaria son más frecuentes y ocurren en edades más tempranas. Las lesiones cardiovasculares son causa más del 70% de la mortalidad global de la diabetes

El hecho de que un diabético padezca o no esta enfermedad depende, sobre todo, de la presencia de otros factores de riesgo como el consumo de cigarros, la obesidad, el colesterol o la hipertónica arterial.

La arteriosclerosis viene dada por un depósito de grasas y otras sustancias en las paredes de las arterias que forman unas placas que reducen el diámetro de los vasos sanguíneos. Este trastorno puede afectar cualquier arteria del organismo

Si afecta a las que riesgo el corazón, las coronarias pueden causar una angina de pecho o un infarto de miocardio.

Las arterias del celebro también pueden presentar alteraciones. La consecuencia más grave es la que se conoce como trombosis cerebral.

La gangrena diabética en los pies es más habitual en los diabéticos que en otras personas. Se trata de una lesión en las arterias de las extremidades inferiores, responsables de la irrigación sanguínea de los pies. Cuando la arteriosclerosis progresa tanto que llega a obstruir una arteria, deja de circular por ella. La consecuencia de esto es que la parte del cuerpo que era regada por esa arteria deja de recibir oxígeno y las sustancias nutritivas que normalmente le llegaban con la sangre.

A causa de la disminución de la cantidad de sangre que le llega, los dedos de los pies cambian de color y se enfrían. Después, aparece dolor, que inicialmente se manifiesta al hacer un esfuerzo. Cuando se camina, los músculos de las piernas necesitan más oxígeno para trabajar, y si la circulación no se lo aporta, surge la sensación dolorosa en la planta del pie. Más tarde, el dolor se siente incluso en reposos.

Cuando el proceso de la enfermedad va llegando a su fin, o sea, a obstruir totalmente los vasos sanguíneos, no llega nada de sangre a los pies. Consecuentemente, los tejidos de los pies mueren por falta de oxígeno y sustancias nutritivas.

Los tejidos muertos se infectan muy fácilmente, porque no tienen defensas para protegerse de la infección puede extenderse por el resto del cuerpo. Generalmente, este trastornó suele presentarse en algunos diabéticos de edad avanzada que no han seguido demasiado bien su tratamiento.

Por eso es vital importancia el cuidado de los pies entre los diabéticos, ya que, en ocasiones, se ha tenido que proceder a la amputación de una parte o la totalidad de la extremidad inferior. Por serte, hoy en día, esta complicación está mucho más controlada.

El pie del diabético resulta especialmente vulnerable debido a que en él se aúnan la mala irrigación de la sangre con la insensibilidad. El individuo pierde la sensibilidad al tacto, al dolor y a la temperatura, de modo que pequeñas erosiones pueden ir progresando al no doler y llegar a convertirse en ulceras extensas que, más tarde, acaban en gangrenas 

La microangiopitia diabética solo la padecen los diabéticos, más que nada, porque esta se debe específicamente al exceso de glucosa en la sangre. Por un proceso que es bastante desconocido, la glucosa excesiva se combina con otras sustancias y se deposita en las paredes internas de los vasos sanguíneos. Este depósito produce un engrosamiento de las paredes de los vasos, sobre todo, en los más pequeños.

Los vasos sanguíneos pequeños son los últimos responsables de que la sangre circule correctamente por los tejidos. De ellos depende que las células reciban el oxígeno y los nutrientes necesarios para poder deshacer de las sustancias que rechazan. Por tanto, la alteración de estos pequeños vasos sanguíneos trastorna toda la circulación de la sangre por los tejidos del organismo.


Alteraciones oculares

Las complicaciones de la diabetes no solo ponen en peligro la vida del enfermo, sino que puede alterar de manera importante su calidad de vida. El ejemplo más claro de esto es la temida complicación de la diabetes que ataca a la vista: la retinopatía diabética.

La retinopatía diabética es la primera causa de ceguera en varios países occidentales. Algunos estudios sugieren una incidencia más alta de rinopatía en aquellos pacientes que han tenido un mal control de su enfermedad que aquellos en los cuales la enfermedad que aquellos en los cuales la enfermedad ha estado bien controlada. Los cambios en la retina son comunes en los diabéticos y constituyen una de las manifestaciones más características del síndrome. En la retina, responsable directa de la visión, hay unas células que son muy sensibles a la luz. Cuando la luz entra en el ojo, las células de la retina producen un estímulo nervioso que es transmitido al cerebro. El cerebro interpreta estos estímulos y produce la sensación en forma de imagen que es lo que llamamos visión. Si miráramos la retina con un aparato especial, se podría observar toda una red de pequeños vasos que recorren el interior del ojo. Estos pequeños vasos que recorren el interior del ojo. Estos pequeños vasos son los responsables de que la retina se <> correctamente. Así, la microangiopatia diabética también puede llegar a afectar esos vasos dando lugar a la consecuente retinopatía diabética

Cuando se rompen diversos vasos sanguíneos que han provocado pequeñas hemorragias se habla de retinopatía no proliferativa. Si, por el contrario, en un intento de suplir los vasos alterados, se produce una proliferación de nuevos vasos, se la llama retinopatía diabética proliferativa. Los nuevos vasos resultantes suelen ser frágiles y sangran con facilidad e inclusos pueden provocar una disminución de la sensibilidad a la luz de las células de la retina. 

El resultado de la retinopatía es que provoca una disminución de la sensibilidad a la luz de las células de la retina.

Como consecuencia, se puede producir una disminución progresiva de la visión que puede llegar, incluso, a la ceguera. De todas maneras, aunque la mayoría de los diabéticos llegan a tener algún grado de retinopatía, con un tratamiento adecuado pueden conservar una visión suficiente.

El exceso de glucosa persistente que supone la diabetes afecta, a la larga, a todos los tejidos además de a los vasos sanguíneos. No solo la retina está expuesta a lesiones por causa de la diabetes. Existen enfermedades oculares a las que las personas diabéticas son más propensas. Así, tienen más riesgo de sufrir glaucoma o cataratas. Unos trastornos que pueden producir desde pequeñas disminuciones de la calidad de la visión hasta la ceguera total. Sin embargo, continuamos advirtiendo que, si se controla adecuadamente la diabetes, la gravedad de estos trastornos se reduce considerando. Además, contrariamente a lo que mucha gente piensa, el tratamiento con insulina reduce las complicaciones visuales. Quizás, al principio del tratamiento, la adaptación del globo ocular al nuevo nivel de glucosa puede causar ciertas molestias visuales. Pero son completamente transitorias y acaban por corregirse.


Alteraciones en el riñón

Junto con el ojo el riñón es el órgano que más sufre como consecuencia de la microangiopatia. De la misma manera que afecta a los vasos de la retina, también puede localizaren los pequeños vasos del riñón. La gran importancia que tienen estos vasos renales es debida al hecho que, a través de ellos, se filtran los desechos que hay en la sangre procedentes de todo el cuerpo ´para ser expulsados mediante la orina. La lesión de los pequeños vasos renales provoca una alteración de la función depuradora del riñón y se la conoce por el nombre de nefropatía diabética. La nefropatía diabética se manifiesta en el 50% de los pacientes con diabetes tipo 1 de la larga evolución. Como consecuencia de la nefropatía, algunas sustancias que tienen que ser eliminadas por la orina se acumulan en el organismo. Precisamente uno de los motivos por los que los médicos suelen indicar la realización de análisis periódicos de sangre y orina a los diabéticos es para descubrir si se está desarrollando una nefropatía.

El aumento de algunas sustancias de desecho, como la urea en la sangre, puede deberse un mal funcionamiento del riñón. La enfermedad se caracteriza por una evolución lenta y progresiva hacia la influencia renal si no se trata en su fase inicial. Si el riñón dejara de funcionar, se tendría que recurrir a la diálisis o al trasplante de ese órgano. La nefropatía puede causar una acumulación de más líquido del normal en el organismo.

Lo anterior produce diversos trastornos como la hipertensión arterial o la inflamación de las piernas u otras partes del cuerpo donde se acumulan ese líquido. A veces, la alteración del riñón puede ir acompañada de infecciones urinarias.

Alteraciones nerviosas

Los nervios, al igual que los vasos sanguíneos, también son afectados por el exceso de glucosa que comparta la diabetes. Los nervios son las vías por las cuales las sensaciones táctiles y el dolor son transmitidos al cerebro. También, atreves de los nervios, circulan los impulsos que provoca la contracción de los músculos, tanto los de nuestras extremidades como los de nuestros órganos internos.

Aun no se sabe con exactitud, pero parece ser que la hiperglucemia altera las capas externas de los nervios y, como consecuencia, los impulsos transmitidos se alteran apareciendo trastornos musculares y de sensibilidad. A eso se le llama neuropatía diabética.


La neuropatía diabética se trata de una complicación de causa grandes problemas y que, a diferencia de muchas otras secuelas crónicas de la diabetes, puede aparecer en la fase inicial de la enfermedad. No obstante, su frecuencia y gravedad aumentan de forma paralela a la duración y el grado de hiperglucemia de la diabetes. Los síntomas de la neuropatía son muy variados 

Existen personas que sienten dolores en diversas partes del cuerpo, sobre todo en las inferiores, o que se sienten un hormigueo, se les duermen algunas partes o calambres. Estas sensaciones pueden ser de un grado muy variable, desde una ligera molestia hasta un dolor insoportable que no les permiten aguantar ni el roce de las sabanas cuando duermen.

En otras personas, la neuropatía afecta a los nervios que determinan la contracción muscular. En estos casos, padecen debilidad en las extremidades inferiores.

Más del 50% de los pacientes con diabetes mellitus de más de 20 años de duración presentan alteraciones en el control de la vejiga urinaria. Dado que no se experimenta con normalidad la sensación de evacuar, se suele aconsejar a los pacientes que orinen a horas determinadas, aunque no perciban esta necesidad.

Es una estrategia que suele dar buenos resultados. Además, el hombre diabético puede experimentar la impotencia sexual a causa de las alteraciones de los nervios que controlan la erección. Los trastornos nerviosos son también la causa de alteraciones en el aparato digestivo.

Así, a veces, se presentan unas diarreas de tipo explosivo y más acusadas por la noche. La de tipo explosivo y más acusadas por la noche. La diarrea no va precedida de espasmos y puede ser lo bastante repentina como para que aparezca incontinencia fecal.





La diabetes es una enfermedad caracterizada por un trastorno en la nutrición

Factores principales que causan el origen de la diabetes

Cómo se manifiesta la diabetes

Principales complicaciones de la diabetes

Cómo se manifiesta la diabetes

Cómo se manifiesta la diabetes?

La diabetes suele afectar a todos los organismos del cuerpo y producir muchos problemas diferentes. Es una enfermedad que puede desarrollarse gradualmente y la persona afectada no se dará ni cuenta de lo que realmente le está sucediendo.

Así, síntomas como el exceso de sed, el orinar más frecuentemente, la fatiga o el adelgazamiento pueden pasar inadvertidos por mucho tiempo.

Otras veces, los síntomas son dramáticos y ocurren rápidamente. En cualquiera de los casos, en conveniente realizar los exámenes médicos pertinentes tan pronto como sea posible para reducir complicaciones futuras de la enfermedad.



Aumento de la cantidad de orina 


Los riñones funcionan como una especié de depuradoras de la sangre que extraen las sustancias que el organismo rechaza y las eliminan a través de la orina. Si todo se desarrolla correctamente, la glucosa no se elimina por la orina porque toda ella es provechada completamente por el organismo. Sin embargo, cuando se padece diabetes, una gran parte de la glucosa no se utiliza y se acumula en la sangre.

Para mantener el equilibrio de las sustancias que hay en la sangre, los riñones eliminan las que existen en exceso. Eso es lo que pasa con la glucosa en la diabetes. Cuando la hiperglucemia, exceso de glucosa en la sangre, llega a un nivel determinado, el riñón empieza a depurar la glucosa.

Para eliminarla, la disuelve en agua y, por tanto, se forma más orina de la habitual. Este proceso va estrechamente relacionado con el aumento de sed. El riñón toma esa gran cantidad de agua de otros órganos o partes del cuerpo que la contienen. Al quedarse seco, el organismo produce la sensación de sed y hace beber más a la persona.

Por este mecanismo, el diabético, en vez de orinar una cantidad normal, de 1 a 1.5 litros cada 24 horas, pueden llegar a orinar hasta 12 o 20 litros más. La orina del diabético suele ser clara y espumosa. Si moja las ropas, estas suelen quedar acartonadas al secarse púes el agua se ha evaporado, pero no el azúcar. Cuando la diabetes es debido a un mal funcionamiento del hígado, la orina toma un color oscuro. 

Aumento de la sed


Este síntoma es causado por el exceso de orina del diabético. 

Al organismo le interesa eliminar el exceso de glucosa de la sangre, pero no el agua con la que se ve obligado a diluirla.

Para recuperar el agua perdida, se activa un mecanismo de alarma que advierte que hace falta aportar agua al cuerpo: la sed. A diferencia del hambre diabética una impresión de bienestar y satisfacción. Es fundamental para el diabético beber cuando su cuerpo se lo pida.

Aumento del hambre


El organismo de los diabéticos no puede utilizar correctamente la glucosa de la sangre como fuente de energía a causa de la insuficiencia de insulina. Por muy grande que sea la cantidad de azúcar en la sangre, esta no puede ser quemada y transformada para servir de alimento a las células.

Así, ante la ausencia de su alimento básico, el organismo reacciona pidiendo más comida. El diabético suele tener mucha hambre y, aunque coma mucho para saciar esta sensación, no lo consigue. Esta hambre suele ser constante y con tendencia a aumentar. Al poco rato de haber comido vuelve a tener apetito y no nota la sensación de saciedad por muy abundantemente que sea la comida.

Siempre que una persona tenga un hambre excesiva y, a pesar de ello, adelgace y se sienta débil, se verificara la existencia de una posible diabetes.

Pérdida de peso y debilidad 


No suele ser un síntoma que aparezca inmediatamente con la enfermedad sino más bien al cabo de un cierto tiempo. El organismo de un diabético sin tratamiento no es capaz de utilizar correctamente la energía de los alimentos que consume. Como hemos apuntando antes, el diabético, aunque coma más de lo normal, frecuentemente pierde peso.

Por otro lado, si no bebe cantidades suficientes, la excesiva perdida de agua por la orina puede dar lugar también a esa pérdida de peso. Por esa misma razón, es frecuente que los diabéticos se sienten débiles.

Al no poder utilizar adecuadamente el azúcar en el trabajo muscular, ni aun con los músculos en reposo, la musculatura se afloja, pierde fuerza, adelgaza y el diabético se debilita. Igualmente pasa con los órganos que para funcionar gastan energía. La falta de esa capacidad normal del organismo hace que los otros órganos también se debiliten en sus funciones. De ahí, que aparezcan problemas con hígado o la mala circulación de la sangre.

Problemas con la piel 


General mente el diabético suele tener la piel pálida, aunque a veces este síntoma no se note por diversas razones. Incluso, a veces, aparecen pequeñas manchas redondas de color marrón. Pero quizás lo más molesto es que pueden presentar picores, escozores y erupciones en la piel.

Este escozor suele tener relación directa con el exceso de azúcar en la sangre, que intenta ser eliminado a través de la piel. Habitualmente, al volver estar a su composición normal, desaparece.

Puede suceder en cualquier parte del cuerpo, por es más frecuente en las partes húmedas como las axilas, las nalgas, debajo de los senos de la mujer o en los genitales. A veces, llega a ser tan molesto que obliga al rascado, llegando solo a un alivio momentáneo. Incluso, aumenta por las noches, con lo que dificulta el poder dormir.

Sensación de frio el cuerpo


Aquellas personas diabéticas que no han seguido un tratamiento curativo de su enfermedad, tienen la sensación de frio en cualquier época del año, aunque en realidad haga calor. Muchos diabéticos van abrigados excesivamente en verano y ni eso les alivia su sensación de frio total mente. Este síntoma no es demasiado preocupante, pero puede servir de aviso o para medir el estado de un diabético.

La sensación de frio proviene de la incapacidad de obtener la energía suficiente de su alimentación para ser transformada en calor interior. La falta de calorías y el ahorro de energía por parte del mismo organismo disminuye la circulación de la piel, que intenta evitar las pérdidas de calor pero que, por el contrario, provoca esa sensación de frio.

Trastornos nerviosos


A veces la diabetes comporta una serie de sensaciones extrañas y anormales que desorientan al enfermo. Frecuentemente, se manifiestan como dolores de cabeza intensos, excitación nerviosa o, a su vez, falta de estímulo nervioso normal. En casos más graves, puede afectar la vista, por falta de vitamina A o por exceso de azúcar. Es cuando se habla de debilidad visual, conjuntivitis o, incluso, la catarata o ceguera diabética.

Trastornos sexuales


Se ha llegado a decir que la debilidad sexual en el hombre es un síntoma precoz de la diabetes. Eso no es del todo cierto, aunque si se ha constatado que puede ir relacionado con la debilidad en la circulación de la sangre en los órganos sexuales, la debilidad de los músculos que intervienen en el acto sexual y la debilidad nerviosa.


Generalmente se manifiesta por la falta de apetito sexual hacia la mujer, falta de la bebida erección, eyaculaciones tardías y trabajosas, pequeñas emisiones de semen y dificultad para llegar a una sensación de satisfacción completa. En la mujer se manifiesta por el poco deseo de mantener relaciones sexuales, frigidez y alteraciones en la menstruación.




La diabetes es una enfermedad caracterizada por un trastorno en la nutrición

Factores principales que causan el origen de la diabetes

Cómo se manifiesta la diabetes

Principales complicaciones de la diabetes

Factores principales que causan el origen de la diabetes

Factores principales que causan el origen de la diabetes



Causas de la diabetes 


La diabetes es una enfermedad universal. Únicamente se sabe de un grupo humano invulnerable: los esquimales. Según parece, carecen de los cromosomas necesarios para padecer diabetes y asma. Esta afirmación apunta a un factor genético en ambas enfermedades. Es más, desde hace mucho tiempo, existe la creencia que la diabetes es una enfermedad exclusivamente de tener parientes con la misma enfermedad no quiere decir que se tenga que ser diabético necesariamente. No aparece por una misma causa, sino que hay diversos factores que determinaran la posible aparición de la diabetes. La herencia es un factor importante pero no el único. Diferenciar con claridad los factores que causan la diabetes de aquellos que representan sus efectos no es tarea fácil.

La herencia 


La incidencia de la diabetes en nuestra sociedad es tan alta que una de cada 10 personas la padecen al llegar a los 60 años que no es fácil en contar en muchas familias un diabético. Sin embargo, los estudios demuestran que la diabetes no afecta igual a todas las familias.

Existen familias en las que hay, o ha habido, un gran número de diabéticos y otras en las que es prácticamente desconocida. Este hecho sugiere que la herencia juega un papel importante. De todas maneras, no se tiene que olvidar que, en estos casos, además de la herencia, coinciden otros factores. La misma alimentación seria uno, o la obesidad.

Así, se puede hablar de unos hábitos o costumbres familiares que favorecen la aparición de esta enfermedad. Estudios sobre gemelos idénticos, donde los dos reciben la misma herencia de los padres, han demostrado que, si un gemelo padece diabetes, el otro tiene muchas probabilidades de tener la misma enfermedad.

La mitad de los hermanos gemelos que padecen diabetes del tipo 1 tienen también diabetes, y la mayoría de los hermanos gemelos del tipo 2 llegan a padecer esta enfermedad. La frecuencia con que la diabetes afecta a hermanos gemelos es mucho más alta que la que se observa entre hermanos no gemelos u otros parientes. Sin embargo, hay muchas, personas que, aunque tienen parientes diabéticos no llegan a padecer nunca esta enfermedad. Para que se manifiesten hace falta que coincidan además otros factores. La herencia no condena irreversiblemente a la diabetes únicamente predispone, en la mayoría de los casos. Simplemente ha de servir de advertencia para que aquellas que tienen familiares diabéticos vigilen especialmente los otros factores.



La obesidad 


Se ha comprobado a través de diversos estudios que con la evolución de la civilización los casos de diabetes han aumentado. Incluso se ha llegado a afirmar que la diabetes es una enfermedad de la civilización. Una cosa es realmente cierta, el aumento del consumo de hidratos de carbono refinados como el azúcar y los dulces, y alimentos ricos en calorías ha disparado el número de personas que padecen obesidad.

La obesidad hace trabajar al páncreas más de lo normal pues pasan grandes cantidades de sustancias nutritivas, entre ellas glucosa, a la sangre. La cantidad excesiva de glucosa en la sangre obliga al páncreas a segregar mucha más insulina.

Una sustancia que es también necesaria para convertir las grasas en substancias de reservar, que no se queman y que, por tanto, suelen ser abundantes en las personas obesas. Este sobreesfuerzo del páncreas es constante, llegado un momento en que se agota y deja de segregar la insulina necesaria.

Es entonces cuando la glucosa no podrá entrar correctamente en las células y su nivel en la sangre se mantendrá elevado, comportado así la diabetes. Igualmente, el exceso de grasa puede bloquear la acción de la insulina sobre las membranas de las células. 

Con ello, reduce el efecto de la insulina y obliga al páncreas a segregar más para conseguir los resultados deseados, además de acelerar su agotamiento.

Algunos investigadores han observado que los islotes pancreáticos de algunas personas obesas producen la insulina suficiente pero que esta no puede pasar del interior del páncreas a la sangre. Así, no solo se obliga al páncreas a segregar más insulina, sino que impide también que pasé la sangre y actué correctamente en los tejidos de nuestro organismo.

No todas las personas obesas llegan a padecer diabetes. Aun así, aquellos que tienen una predisposición hereditaria son más propensos a padecerla si no vigilan su peso. Sobre todo, cuando nos referimos a la diabetes del tipo 2 ya que esta guarda una relación muy estrecha con la obesidad. Muchos diabéticos obesos tienen niveles de azúcar normales cuando logran perder peso.

Sedentarismo


La falta de ejercicio físico está relacionada generalmente con la obesidad. Al llevar una vida sedentaria no ayuda nada a los diabéticos. El ejercicio físico es muy necesario ya que favorece el ahorro de la insulina al facilitar el consumo de glucosa.

La vida sedentaria contribuye a hacer más perjudiciales los efectos de la alimentación antinatural. Para muchas de las personas, si no fuese por la vida sedentaria que hacen, lo que comen no sería excesivo.

También aparece en casos de personas que durante periodos anteriores han hecho mucho ejercicio físico o trabajo corporal, y se les manifiesta en edad avanzada por disminuir entonces su actividad.


El embarazo 


Durante el embarazo, la placenta, órgano que sirve de nexo entre madre e hijo, produce hormonas que aumenta el nivel de glucosa en la sangre.

En una mujer normal, el páncreas segrega una cantidad suficiente de insulina para controlar esta tendencia, pero, si es una mujer a la que el páncreas no le funciona demasiado bien, se produce un sobreesfuerzo que conduce a la llamada diabetes gestacional. Por ello, es muy importante que todas aquellas mujeres que tienen antecedentes diabéticos cuiden especialmente sus niveles de glucosa durante el embarazo.

Habitualmente los hijos de diabéticos suelen tener un peso sensiblemente más elevado del normal cuando nacen. Aquellas mujeres que han tenido partos múltiples, abortos, niños de peso superior que pasan la barrera de los 45 años, son más propensas a padecer diabetes.


Enfermedades y cambios hormonales


Cuando el organismo se ve expuesto a circunstancias no habituales, como situaciones críticas o enfermedades agudas, pueden manifestar diabetes. Un traumatismo importante o un infarto de miocardio producen una serie de modificaciones en el interior del organismo que obligan a una acción más intensa de la insulina. Si existe una predisposición a la diabetes el riesgo es mucho más alto. 

Aunque las hormonas que circulan por nuestro cuerpo suelen estar suficientemente reguladas, ocasionalmente una superproducción glandular puede provocar niveles elevados. Las cantidades excesivas de las hormonas contrarrestan la actividad de la insulina y provocan un desequilibrio. La hormona tiroides, la epinefrina, la cortisona, la del crecimiento y el glucógena tienden a hacer la insulina menos efectiva. 

Además, algunos medicamentos, como los corticoides, pueden desencadenar una diabetes en personas que ya son, de por sí, altanamente tendentes a la diabetes. Sin embargo, al dejar de tomar estos medicamentos o al superar estas enfermedades, estas alteraciones suelen desaparecer.

De esta manera, son personas no realmente diabéticas que es algo bastante temporal. Aun así, existe predisposición o historial diabético, más conviene cuidarse para evitar estos trastornos.

Estrés


El estrés por sí solo no causa la diabetes. Sin embargo, es un factor que influye indirectamente en la operación de esta enfermedad. En algunas personas en la apariencia de esta enfermedad. en algunas personas provoca un exceso de hambre o ansiedad, cosa que favorece la obesidad.

Por otro lado, una persona que está en tensión produce un aumento considerable de la segregación de diversas hormonas, las cuales, a su vez, aumentan el nivel de glucosa en la sangre, así, se puede decir que el estrés no ayuda para nada aquellas personas que tangan una natural predisposición a la diabetes.


Alcoholismo


El alcohol produce también un aumento de la glucemia, además de obesidad por un alto componente calorífico.

Sus efectos, alternamente tóxicos, atacan directamente al páncreas y, por tanto, alteran su actividad secretora. Además, hace que se queman menos grasas y azucares, quemándose en lugar de ellas el alcohol, aumentado así la sobre alimentación y el recargo de sustancias perturbadoras.

Trastornos emocionales 


El aprovechamiento y transformación de los azucares en el organismo es influenciado por el sistema nervioso. Las emociones actúan sobre las glándulas secretoras internas, ya sea para excitarlas, o para frenar su función, en una persona predispuesta por otras causas, pueden desencadenarse diabetes.

Si, además, esto le sucede a un diabético, agravara su enfermedad. De todas maneras, el efecto de las emociones suele ser pasajero, excepto cuando son repetidos, extraordinariamente fuertes o actúan sobre una persona con un sistema nervioso débil o deficiente.

Infecciones e inmunidad


Hasta ahora hemos visto unos factores que atacan especial mente a los diabéticos del tipo 2. La diabetes del tipo 1 o juvenil se suele desencadenar por esas razones. Aun no se sabe muy bien cuál es la causa, y lo único constatado es que este tipo de diabetes destruye una parte muy importante de las células de los islotes pancreáticos.

Parece ser que hay algunos virus capaces de lesionar el páncreas en personas especialmente predispuestas. No todo el mundo es igual de sensible a la acción nociva del virus. Infecciones tan frecuentes como las paperas o la rubeola suelen ir seguidas de una diabetes.

El hecho de que suela aparecer después de estas infecciones víricas en algunas personas, sugiere que los mismos mecanismos de defensa del organismo sea la causa principal. Nuestro organismo se defiende de las infecciones produciendo las sustancias llamadas anticuerpos, estas atacan y destruyen los microbios.

Es lo que se conoce como respuesta inmunitaria, que no es igual en todas las personas. Esta respuesta depende de factores hereditarios y de las infecciones que se han padecido anterior mente, entre otros motivos. Así, algunas personas pueden tener unas respuestas inmunitarias anómalas, que en lugar de dirigirse contra los microbios o sustancias perturbadoras, se dirijan contra los tejidos de nuestro propio cuerpo. De esta manera, lesionan los tejidos propios y alteran su función.

Parece ser que la diabetes juvenil está muy relacionada con este fenómeno de autoimunidad. Algunas personas no tienen una respuesta satisfactoria por contar con una predisposición hereditaria. De esta manera, los anticuerpos atacan a las células de los islotes pancreáticos en lugar de a los virus.

Así se destruye su función y aparece la diabetes de tipo 1. En la diabetes del tipo 2, las reacciones inmunitarias y las infecciones no son tan importantes para el desarrollo de esta enfermedad. Sin embargo, cabe señalar que, con mucha frecuencia, una infección aguda o no bien curada no crea diabetes por sí sola, pero deja al páncreas, el hígado y las glándulas secretoras degeneradas y con menos defensas para ejercer sus funciones normales.

Malnutrición


En los países tropicales, además de las causas clásicas ya descritas, se da un tipo de diabetes asociado con la malnutrición.

Suele afectar a personas jóvenes de 15 a 40 años con unos valores de glucemia superiores a los 400 mg/dl. A veces, esta es producida por una falta de proteínas en personas que presentan un peso muy bajo, inferior a los límites establecidos como normales en los países occidentales.

Algunos estudios han establecido que se debe al hecho de que, en muchos países tropicales, consumen una dieta a base de una sola legumbre, la casava o tapioca. La casava contiene pequeñas cantidades dé cianuros cuya toxicidad es eliminada en nuestro organismo por una sustancia llamada rodanasa.


Para actuar, esta sustancia necesita una alimentación rica en aminoácidos, provenientes de las proteínas. Al alimentarse deficientemente, las rodanasa se ve incapaz de neutralizar el cianuro de la casava y este acaba por dañar el páncreas y la producción de insulina.





La diabetes es una enfermedad caracterizada por un trastorno en la nutrición

Factores principales que causan el origen de la diabetes

Cómo se manifiesta la diabetes

Principales complicaciones de la diabetes

La diabetes es una enfermedad caracterizada por un trastorno en la nutrición

Concepto general de la diabetes 


La diabetes es una enfermedad caracterizada por un trastorno en la nutrición, que afecta principalmente al aprovechamiento de los azucares, y cuya causa fundamental radica en una insuficiente producción de la hormona insulina por el páncreas. Básicamente, se produce por un exceso de glucosa en la sangre. La glucosa es el azúcar utilizado por todas las células del cuerpo, como fuente de energía para llevar a cabo los procesos vitales. Para que la glucosa, que circula por la sangre y que obtenemos de los alimentos, pueda ser usada por las células, es necesaria la ayuda de la substancia llamada insulina, producida por el páncreas.

Si el páncreas no produce toda la insulina que el organismo necesita, la glucosa no penetra en las células y se acumula en la sangre. Este desaprovechamiento de la glucosa es expulsado al exterior por la orina. Es entonces cuando aparecen síntomas como el adelgazamiento, aunque se tenga hambre, el comer más de lo habitual, orinar en más cantidad y con más frecuencia, una sed incesante y un agotamiento fuera de lo normal. Se pueden diferenciar dos tipos básicos de diabetes: la diabetes mellitus y la diabetes insípida.

La diabetes mellitus sigue siendo una de las grandes preocupaciones hospitalarias ya que es una de las enfermedades más frecuentes que padece el ser humano. En este tipo de diabetes aparece como factor esencial la insuficiencia de inulina. Así, el organismo no puede transformar la glucosa y esta permanece en la sangre y en la orina sin haber sido utilizada por las células que la necesitan.

La diabetes insípida se caracteriza por la hiperactividad de los riñones y la excesiva secreción urinaria. Esta, por los demás, es normal y no contiene azúcar como la diabetes mellitus. Aunque no se conoce muy bien su origen, se cree que proviene de algún desorden del sistema nervioso que afecta a la región cerebral vinculado al mal funcionamiento de la pituitaria.

La diabetes es, hoy en día, menos amenazadora que una infección grave. El descubrimiento de la insulina ha posibilitado el dominio de esta enfermedad, aunque no la cure del todo. Pero, para evitar complicaciones es esencial que aquellos que padecen diabetes se vigilen atentamente.

El papel de la glucosa en nuestro organismo


los azucares son los hidratados de carbono de estructuras química más simple. Son los conocidos por un característico sabor dulce, como el del azúcar. Existen otros tipos de azucares presentes en diversos alimentos, como la leche o la fruta.

La glucosa, en estado original se encuentra solo en algunos alimentos, sobre todo en las frutas. Si se miden los niveles de los diversos hidratos de carbono en la sangre antes y después de comer, aunque no se haya comido fruta se puede comprobar que el que aumenta más es el de la glucosa. Esto se debe a que es uno de los pocos hidratos de carbono que puede ser absorbido por nuestro organismo gracias a su estructura química más sencilla.

Es lo que habitualmente se llama un monosacárido. Otros alimentos como el pan, las patatas o las legumbres contienen hidratos de carbón más complejos que necesitan de un proceso mucho más complejo para poder ser aprovechados por nuestro cuerpo. Así se puede decir que la glucosa es el << combustible >>ideal para las células.

De todas maneras, para que este combustible pueda ser utilizado hace falta que entre correcta mente dentro de las células a través de las membranas. El paso a través de las membradas no es una acción espontanea, sino que hace falta la colaboración de una sustancia que nuestro propio organismo produce: la insulina es la que disminuye la presencia de glucosa en la sangre cuando esta es demasiado elevada.

El páncreas es un organismo situado en la cavidad abdominal, justo detrás del estómago. Su función básica es la de sintetizar substancias para que puedan ser redistribuidas por las otras partes del organismo. En el interior del páncreas se encuentran los llamados islotes de Langerhans, y allí se elabora la insulina que, a través de los vasos sanguíneos, entra en la sangre para ejercer su función donde se necesita de ella.

Mediante la circulación de la sangre la insulina se reparte por todos los rincones del organismo. Así se asegura que las células aprovechen todos los recursos energéticos que les llegan. Para que las células puedan obtener la energía que contiene la glucosa, esta tiene que entrar en su interior y ser quemada. Este proceso no puede ser completado con éxito sin la ayuda de la insulina. Una vez dentro, la insulina favorece la combustión de la glucosa y, por todo, la obtención de energía. La glucosa que circula por la sangre tiene que unirse a los receptores que hay en las membranas de las células. Solo podrá penetrar si esta la insulina, la cual le permitirá entrar en el interior.

La insulina también ejerce una función de reserva. Si hay más sustancia nutrias en el cuerpo de las que realmente hace falta, las transforma en otras sustancias que pueden ser almacenadas y utilizadas cuando se necesitan. El mecanismo principal de reservar de energía es la síntesis de sustancias grasa. La insulina favorece la transformación de la glucosa en sustancia grasa. De esta manera, disminuye el exceso de glucosa que pueda haber en nuestro organismo.

Otro mecanismo de reservar el glucógeno, un hidrato de carbono que se produce principalmente en el hígado. Aun que almacena menos cantidad de energía que las grasas, lo hace de manera más fácil y rápida de utilizar. El organismo recorre al glucógeno cuando necesita una aportación suplementaria de energía, generalmente, en los casos de esfuerzos físicos. Aquí, la insulina ayuda también a sintetizar el glucógeno a partir de la glucosa o disminuir su cantidad cuando se encuentran en exceso. Así, se puede decir que la insulina es una hormona imprescindible para que nuestro cuerpo aproveche correctamente las fuentes de energía y almacene las que sean necesarias para el futuro.

Se podría pensar que, si el páncreas y la insulina promueven el consumo o la transformación de la glucosa, después de un rato de haber comido, este azúcar habría desaparecido de la sangre. Nada más alejado de la realidad. El nivel de glucosa en la sangre, llamado también glucemia, no puede bajar mucho porque nuestras células no descansan nunca y necesitan constantemente aportaciones nutritivas.

Así, nuestro corazón no deja nunca de latir, nunca dejamos de respirar, y nuestro cerebro controla todo lo que pasa por nuestro organismo mientras dormimos. La aportación energética de la glucosa es indispensable y por ello es muy importante que se mantengan a unos niveles adecuados que permitan el mantenimiento de las funciones de organismo en cada momento.

La insulina es segregada de manera continua y en pequeña cantidad, la suficiente para permitir que la glucosa que proviene de la alimentación para permitir que la glucosa que proviene de la alimentación y de los depósitos de reserva sea utilizada por las células. La segregación de la insulina aumenta cuando la cantidad de la glucosa es excesiva, generalmente después de una comida y vuelve a sus valores normales cuando se restablece el nivel correcto de glucemia, o sea, entre una comida y otra. Los niveles de insulina en la sangre van variando a lo largo del día. Las concentraciones más importantes coinciden, generalmente, con la Ingestión de alimentos. Es entonces cuando se necesita más insulina para aprovechar los hidratos de carbono. Si la insulina para aprovechar los hidratos de carbono. Si la insulina no actúa, nuestras células no pueden utilizar adecuadamente la glucosa porque son incapaces de entrar en su interior. Así, la glucosa se acumula en la sangre y aparecen los síntomas de la llamada diabetes.

Tipos de diabetes mellitus 


Los datos estadísticos de la diabetes mellitus son difíciles de contrastar, pero se pueden estimar que existen actualmente en el mundo 30 millones de diabéticos y que la incidencia de la diabetes mellitus se incremente en un 6% anual. Según cuál sea el mecanismo por el que se produce la relevancia de la glucemia se diferencian diversos tipos de diabetes mellitus.

Todos aquellos que la padecen necesitan inyectarse insulina para poder controlar su nivel de glucemia. La falta de insulina característica de este tipo de diabetes se debe a la destrucción de una parte importante de los islotes Langerhans. No se conoce muy bien el origen de esta lesión, pero suele estar relacionada con infecciones víricas, herencia de algún familiar que también la padezca o alteraciones del sistema de defensa del organismo.

Suele aparecer de una manera bastante rápida acompañada de síntomas relativamente bruscos. Estos suelen ser: aumentos de la sed, gran cantidad de orina, fatiga, pérdida de peso, aumento del apetito y debilidad. Los diabéticos de este tipo son los que más tienen que controlarse porque si no, se exponen fácilmente a sufrir alguna de las complicaciones agudas de esta enfermedad.

Aunque en algunos casos también la pueden padecer personas jóvenes, se le conoce como la diabetes de adulto. 

Los diabéticos de este tipo no suelen necesitar, al menos durante los primeros años, la administración de insulina para controlar la enfermedad. El nivel de glucosa se puede mantener más o menos estable con una dieta especial, y, a veces, una serie de antidiabéticos orales.

A diferencia de la anterior, en este tipo de diabetes, las células pancreáticas no producen una cantidad suficiente de insulina o el organismo no responden bien a la insulina hace que los síntomas aparezcan más gradualmente que en la diabetes de tipo 1. Por esa misma razón, son menos frecuentes las complicaciones agudas. De todas maneras, nunca debe descubrirse el control ya que las complicaciones tardeadas de la diabetes son más peligrosas pues, cuando aparecen, son difícilmente reversibles.

En estos casos, la perdida de este peso da lugar a un mejor funcionamiento de la insulina en el organismo. Los síntomas más habituales son aumento de la sed, gran cantidad de orina, fatiga, irritabilidad, visión borrosa, entumecimientos o calambres en los pies o en las manos y ulceras o infecciones que curan con dificultad. La diabetes del tipo II frecuentemente se descubre durante el estudio de alguna otra enfermedad, en un examen médico o en el curso de una hospitalización por otra causa.

Suele desaparecer después del parto, aunque puede volver a manifestar en posteriores embarazos. Estudios recientes dicen que alrededor del 50% de las mujeres con este tipo de diabetes desarrollaran una diabetes permanente mayormente del tipo II, en un periodo posterior de su vida o al cabo de 5 o 10 años después del parto.

Es estos casos es de vital importancia el control constantemente ya que hay riesgo aumentado de mortalidad, abortos y enfermedades perinatal (o sea, entre el quinto mes de embarazo y los 9 primeros días de vida del bebe).

Además de estos tipos especiales de diabetes, hay personas que, aunque no tengan realmente esta enfermedad presentan alteraciones importantes en las pruebas analíticas sin llegar al grado calificado de diabetes.

Se puede decir que tienen una sobrecarga de la glucosa intermedia entre la normal y la diabética. Estas personas, más expuestas a la diabetes en un futuro, se dice que padecen una intolerancia a la glucosa.





Factores principales que causan el origen de la diabetes


Compartelo en tu red favorita